El cambio climático acelerará la aparición de enfermedades infecciosas,
como las tropicales, que encontrarán condiciones propicias para su
expansión, incluso en zonas del Norte. La Organización Mundial de la Salud advirtió que es probable que los
cambios locales de temperaturas y precipitaciones creen condiciones más
favorables para los insectos transmisores de enfermedades infecciosas,
como la malaria o el dengue.
La atmósfera actúa como una trampa térmica y este efecto invernadero
aumenta con la concentración de gases como el CO2. La actividad humana,
la deforestación y, sobre todo, la quema de combustibles fósiles
incrementan la presencia de este gas en el aire. La concentración
atmosférica de CO2 se ha incrementado en un 31% desde 1750.
La única forma de frenar la modificación del clima es reducir
drásticamente las emisiones de gases invernadero, como el CO2. Es
necesario presionar a los gobiernos y empresas mundiales, básicamente,
para que reduzcan las emisiones de CO2.
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